Trazando otros mundos: las artes y la investigación acción participativa
Julieta Rodríguez Barajas (Río)
Isaac Ricardo Gutiérrez Rubio
Alessandro Valerio Zamora
La niebla.
Frente a Oshún se levanta la marea, amanece el día.
El río Pixquiac, como plateado cuenco extiende sus cabellos
Sus corrientes hacen que confluya vida de distintas latitudes
que se encuentran desde el latido de sus corazones silvestres
las ideas resuenan, las miradas abrazan
y los pies acompañan los ritmos que la tierra canta
En el 2016 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), compartía el análisis de que la interrelación entre las ciencias, las artes y los pueblos originarios con los sótanos de la humanidad representan la única posibilidad de construcción de un mundo más justo y racional. Bajo esta luz es que retomamos aquí los aportes y los saberes que se compartieron en el IV Encuentro Internacional de Investigación Acción Participativa (IAP).
Estas reflexiones se llevaron a cabo durante tres jornadas, en las que participaron compañerxs que en sus territorios sostienen y se organizan en procesos comunitarios. La diversidad de actividades en las que nos desenvolvemos quienes integramos el grupo de diálogo Aportes desde las artes a la IAP, logró un encuentro más profundo y fructífero de visiones, opiniones y conocimientos.
Nos preguntamos si nuestros espacios y proyectos en compañía de las artes colaborativas favorecen el empoderamiento por parte de la comunidad; si puede el arte (comprendido desde la IAP), democratizar la creación artística; y cómo aprovechar el poder de la narrativa y de las expresiones artísticas, simbólicas y emocionales en procesos participativos.

Para abrir el diálogo se compartieron algunas dinámicas de inicio con el objetivo de generar un piso en común. Juegos para huir de las narrativas de las grandes metrópolis (Barajas, Martínez & Lobo, 2020) fue una de las herramientas que colectivizamos para horizontalizar la mesa y reconocer que dentro de las potencias de las artes están la ruptura y la creación.
Partimos de dos categorías; el poder y el conocimiento. Buscando agrupar las preguntas que lxs participantes habían compartido días previos al Encuentro, hicimos dos grupos en los que se dialogó lo más profundamente que el tiempo nos permitió. Una de las primeras conclusiones fue que separar dichas categorías es prácticamente imposible.
El poder y el conocimiento se ven así entrecruzados en todo momento. El conocimiento como una forma más profunda que lo que los estudios del arte clásico y occidental han denominado “técnica”. El poder se manifiesta en la toma de los espacios antes secuestrados por el Estado y con la transmisión de saberes para desarrollarse en lo que se puede comprender como las otras artes, a las que la colonialidad ha nombrado históricamente artesanías.
El arte como una forma de ritualizar lo cotidiano, más que una práctica deslindada y exclusiva a ciertos círculos, como una forma de comprender que los lenguajes artísticos nos rodean, nos apropiamos de ellos y los reproducimos todo el tiempo.
Así la transmisión de conocimientos desde las otras artes se torna en una obligación, retomando lo escrito por Ana Mae Barbosa (2022): “Rechazo el prejuicio mezquino de artistas contra la enseñanza del arte, actitud que es una especie de pose exclusivista del conocimiento estético y artístico, un intento de suspensión del poder cultural. Es a través de la educación que el arte tiene la posibilidad de democratizarse y de volver al dominio popular.”
El compañero Oscar nos compartía “…la gente en mi comunidad no conoce que es arte, aunque ellos hacen arte. He tratado de decirles que están haciendo arte, aunque no sean consagrados. Me empecé a meter a pensar de qué forma se trabaja el arte sin darse cuenta, en Misantla sembrar, reforestar es un arte, en la siembra hay arte, cada quien trae su arte, aunque no tengamos información, lo tenemos en el corazón.”
La compañera Araceli de la Cooperativa Chiwik de Hueyapan, Puebla comentó “yo fui aprendiendo de conocer a más gente, si no fuera así,
nosotras no sabríamos que el bordado fuera un arte. Nos ayuda (el arte) a salir y conocer, estar con otras mujeres y aprender de ellas.” También nos compartió sobre la resonancia del empoderamiento dentro de la cooperativa y la construcción de este poder desde el feminismo comunitario, pues uno de sus objetivos es “Promover y fortalecer el empoderamiento de la mujer indígena masehual a nivel personal y colectivo”.
La hegemonía del arte sigue manteniendo el constructo de que al éxito sólo se puede llegar de manera individual o individualizada, con la competencia de por medio. Conceptos como comunalidad, cooperatividad, colectividad, comunidad serán entonces relegados a un segundo plano y sinónimos de algo indeseable. Ante esto, coincidimos en que como investigadorxs, creadorxs artísticxs y defensorxs de la vida tenemos la responsabilidad de tejer colectividad, en palabras de Park (1992): “en donde haya poca vida compartida, la IAP deberá primero crear sentido comunitario antes de hacer investigación, acción y reflexión colectivos.”

Sobre esta construcción de lo comunitario, el compañero Sebastián apuntaba que “las artes como práctica de vida posibilitan una sensibilidad al mundo que compartimos” es decir, que la emancipación necesita de la empatía. Por esto, la IAP responde a intereses mucho más profundos que la academia y le apuesta a la recuperación del poder de los de abajo (de lxs sujetxs racializadxs, oprimidxs y explotadxs).
Estos diálogos produjeron nuevas preguntas, más que responder las planteadas inicialmente. Bajo el consenso de que el arte no es neutral, nos preguntamos: ¿a quién beneficia lo que hacemos? Repensando si nuestras prácticas derivan en el silencio y la complicidad para los opresores o en la solidaridad y búsqueda de vida digna para lxs oprimidxs.
Como parte de un mapeo, trazamos una espiral colocando a nuestras comunidades, procesos y territorios en el centro y cada unx, mediante su creatividad y sentipensar, colocó un trozo de papel que representaba el arte, indicando la relación entre estas dos categorías. Si el trozo de papel se encontraba cerca del centro significaba que la relación era estrecha, si se encontraba en la periferia no necesariamente era lo contrario, sino que la visión de la correspondencia entre estas dos estaba ampliada. Algunxs compañerxs fueron por caminos otros donde decidieron dividir en pedazos el papel que representaba el “Arte” y colocarlo en varios puntos de la espiral, comentando que en la cotidianidad el arte es algo transversal y en constante movimiento, imposible de colocar monolíticamente.

Durante la última jornada se nos convocó a compartir nuestras reflexiones a los otros grupos de diálogo en plenaria, así que decidimos que, con las oraciones concluyentes de los subgrupos, el compañero Isaac desarrollaría la idea de un rap. También entendimos que, al ser nombradxs como “Grupo de Arte”, se esperaría que nuestra participación dentro del espacio sería poco convencional y tal idea derivó en una representación de lo que para nosotrxs es actualmente el abordaje de las ciencias sociales hacia las artes.
Un grupo de personas que esperan mucho. Un otro grupo de personas que esperan que no se espere nada de ellas pero que tienen algo preparado para presentar.
Dos de ellxs, de los primerxs, vestidxs indiferentemente frente a la mañana mojada, sostienen un gran pliego de papel craft y se mueven parsimoniosamente esperando la indicación de inicio que les concederá un tercer personaje. Lxs sujetxs sonríen de manera cómplice y se da inicio a la verborrea, una verborrea lentísima, casi intermitente, una verborrea donde no se comprende nada.
Río.- Lo que queremos presentarles son nuestras conclusiones respecto al
grupo de diálogo
Se extiende un papelote que poco a poco va mostrando que está
completamente vacío
Isaac.- Porque si ustedes pensaron que teorizar sobre las ciencias sociales
era difícil, hacerlo desde las artes lo es aún más (algunos escuchas asienten
con su cabeza).
Entra un tercer personaje, al que lxs primerxs dos presentan a la audiencia
dándole títulos académicos inexistentes y redundantes.
León.- Como dice la episteme redundante de la simetría y los planos
cóncavos circunstanciales de la onomatopeya lingüistica…(es importante
que en este diálogo se vayan mezclando palabras provenientes de muchas
y variadas disciplinas que nada tienen que ver la una con la otra, con la idea
de hacer evidente lo ridículo que resulta la teorización sin praxis)
Una cuarta persona irrumpe en el sinsentido que se está exponiendo.
Carlos.- ¡Oigan! Eso no fue lo que discutimos.
El grupo de personas que se encuentran dentro del colectivo que interviene
el espacio empiezan a dispersarse por el mismo, acercándose a quienes
observan la escena y van susurrándoles una y otra vez la misma pregunta:
¿Cuál es tu arte? – Hasta que se ven interrumpidxs.
Carlos.- Nosotrxs concluímos que “no sabemos lo que hacemos pero lo
disfrutamos”
Ante esta premisa, todo el grupo empieza a hacer música con algunos de los
instrumentos que llevaban para las sesiones de diálogo, mientras bailan con
las personas que miran y les convocan a abandonar sus asientos y ponerse
de pie para romper con la división entre observadorxs y expositorxs. Al
mismo tiempo, el compañero Isaac se acerca al micrófono para compartir
el rap surgido de las reflexiones del grupo de diálogo. Hemos decidido
presentarlo aquí escrito, para que juegues en tu imaginación a recrearlo.
Si te sientes audaz, entre cada una de los siguientes párrafos puedes
acompañarnos con la frase: “¡No sé lo que hago, pero lo disfruto!”, oración
que retomamos de una de las participaciones de la compañera Araceli
durante las jornadas del encuentro EIIAP en IARA, y que cada unx de
nosotrxs repetía casi eufóricamente.
Isaac.- ¿Cuál es tu arte? Dímelo para hacerlo nuestro
Ve, lo visto no por muy vistoso se transforma en hecho
Vamos cultivando lo sensible desde lo cotidiano
A descolonizar el arte, descomponerlo con las manos
Pa’ comprender otras formas de habitar el mundo
A veces tampoco sé que hago, pero sí que lo disfruto
Bordo burdo en el borde del vertedero
Tejiendo teñidos detenidos en el tendedero
Siento luego expreso, expreso para contagiar
Contagio para transformar y el bienestar crear
Seguimos cantando, jugando, creando para cambiar al mundo
Si lo disfruto, a veces no sé que hago pero sí que lo disfruto
Todxs.- “¡No sé lo que hago, pero lo disfruto!” “¡No sé lo que hago, pero lo
disfruto!” “¡No sé lo que hago, pero lo disfruto!” (Se repite infinitamente
hasta que algunx de los presentes siente que ha sido suficiente)
Finalmente, a modo de cierre, lxs sujetxs del principio regresan a su lugar
frente al pliego de papel craft y, con micrófono en mano retornan a la
aburrida parsimonia de la mañana, tratando de alargar mucho las palabras y
haciendo de ellas un pesar para quienes les escuchan, hacen la invitación de
revisar su documento descriptivo en la revista que ahora estás consultando.
Falta lo que falta
La IAP como horizonte emancipatorio nos implica con los procesos comunitarios y colectivos, las artes comprendidas desde este camino trazan esos otros mundos posibles, esa alternativa que nombra el EZLN. Aquí las otras ciencias y las otras artes confluyen, y con la palabra, el baile, el trazo y la acción se encargan de pensar y repensar lo común frente a la vorágine capitalista.
Debemos prestar atención a nuestros referentes comunes, como el hacer milpa, compartir una receta o cuidar una colmena. Porque “El arte nos puede ayudar a crear simbiosis, nos puede ayudar a ser mente colmena.” (Entre campo y campo. Econgreso colaborativo “tramar redes de arte+agroecología”, 2021)
La milpa en sí misma es un sistema interespecies que se abraza y lucha de maneras complejas por perpetuar la vida, en este sistema, las artes, serán una especie más, que suma a la mente-colmena en continuo cambio, adaptación y aprendizaje mutuo. Porque el arte puede sentipensar lo que el azadón no, y viceversa, o como decía la compañera Mercedes “hay cosas que el arte expresa y la palabra no”. La imaginación de lo posible es una puerta para que cultivemos cultura, entendamos a esa mente-colmena como el lugar y los días a los que dedicamos nuestras energías creativas con impulsión emancipatoria. Ya que nuestro saber, también puede ser cultivar lo sensible en lo cotidiano.
La IAP se abraza de las artes para ampliar la mirada sobre la realidad y compartirla en variados lenguajes. El reconocimiento se realiza en colectivo, facilitando que se rompa con la lógica imperialista de la mirada única del mundo.
Propiciar en las comunidades el protagonismo de sus historias, poniéndoles en el centro mediante la creación artística también contribuye a la defensa de sus epistemes y ontologías. Encontramos en las muy diversas expresiones que nos rodean una forma de resistir, de existir, de insistir. Reconocer y dignificar nuestro arte, el que es colaborativo, que contiene nuestros pasados, nuestras luchas y nuestros anhelos. El arte cotidiano que encuentra y crea belleza en medio de la tormenta. El arte que defiende la vida frente a cualquier amenaza.
Si miramos en lo cotidiano lo estético, podemos ver que el saber artístico no se piensa. Es un saber que está lejos de cualquier dicotomía ya que no es ni objetivo ni subjetivo, responde de manera expresiva a la situación, como una unidad, ya que la realidad se aparece al mismo tiempo que se piensa y procesa colectivamente en fenómenos perceptivos. El saber artístico tampoco es discursivo, no se puede nombrar, porque llega a través de la intuición cotidiana de lo vivo, se siente bien, porque se comparte. Permite comprender y formar parte de la realidad, y por último es un conocimiento que surge de la motivación axiológica del movimiento de la vida, porque dan ganas de conocer y entender el mundo. Creando y situando nuestra creatividad y existencia en los territorios que nos abrazan.
La democratización del arte surge cuando rompemos los cánones coloniales que se imponen con violencia. Las artes colaborativas tienen en sus raíces y potencialidades devolver la vida a las creaciones comunes, compartir la chispa de que el arte es algo que nos pertenece a todxs, no algo secuestrado en los espacios estatales o académicos, lograr construcciones horizontales de conocimiento mediante metodologías equitativas de participación donde las narrativas artísticas, simbólicas y emocionales de la comunidad reverberen en los rugidos de libertad y dignidad.
Crear, reconocernos y defendernos desde la comunidad.
Participantes del Grupo de Diálogo:
Oscar Fé, Jose María Castro Rivera (Chema), Araceli Romero (Chely), Bebé Matías, Carlos Alberto Camarillo, Sebastián Valencia Horta, Mercedes, Claudia Sandoval Felix, Gabriela León, Noel Cruz Concepción, León Felipe Mendoza Cuevas.
